Con 343 metros de altura, el Viaducto de Millau es el puente más alto de Europa y un caso emblemático de integración paisajística, eficiencia estructural y diseño vanguardista.

 

El Viaducto de Millau, ubicado en el departamento de Aveyron, en la región de Occitania (sur de Francia), se erige como uno de los logros más destacados de la ingeniería civil moderna. Con una altura máxima de 343 metros —superior a la Torre Eiffel—, esta estructura se posiciona como el puente más alto de Europa, una solución monumental al desafío geográfico que representa el cruce del valle del río Tarn.

 

Diseñado por el ingeniero estructural Michel Virlogeux y el arquitecto Norman Foster, el viaducto construido dos décadas atrás, fue concebido no solo para resolver una necesidad funcional en la autopista A75 —vía clave que conecta Clermont-Ferrand con Béziers y Montpellier—, sino también para establecer un nuevo estándar de elegancia estructural y mínima interferencia ambiental.

 

 

La estructura cuenta con una longitud total de 2.460 metros y está sostenida por siete pilonos, siendo el más alto de ellos de 343 metros. La distancia entre el tablero y el punto más bajo del valle alcanza los 270 metros. Este diseño permitió superar las complejidades del relieve sin recurrir a intervenciones invasivas sobre el entorno natural.

 

El viaducto es un puente atirantado que combina acero y hormigón en proporciones optimizadas, lo que le otorga gran ligereza visual y resistencia estructural. Su construcción representó un ejemplo en técnicas de prefabricación, montaje en voladizo y control de deformaciones en altura.

 

Más allá de su función como infraestructura clave en la red vial francesa, el Viaducto de Millau se ha convertido en un símbolo del diálogo armónico entre tecnología y paisaje.

 

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Su presencia redefine no solo el horizonte del Tarn, sino también las posibilidades estéticas y técnicas de la ingeniería civil contemporánea.

 

La obra, inaugurada en 2004, sigue siendo objeto de estudio en escuelas de ingeniería de todo el mundo por su combinación de innovación estructural, eficiencia operativa y respeto por el entorno. Es, sin dudas, un ícono moderno que eleva tanto la movilidad como el arte de construir.

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