El proyecto del Puente de Messina representa uno de los mayores desafíos de la ingeniería civil en el siglo XXI. El Gobierno italiano aprobó este miércoles el proyecto definitivo para la construcción del puente sobre el estrecho de Mesina (sur), que unirá la península Itálica, desde Calabria, con la isla de Sicilia, y cuyas obras podrían comenzar en 2026 y concluir entre 2032 y 2033.

 

Después de décadas de debate, un comité interministerial en Italia aprobó el proyecto de un puente colgante que unirá el continente con Sicilia. Con un costo de 13.500 millones de euros, la obra se enfrentará a desafíos técnicos, ambientales y sociales, incluyendo riesgos sísmicos, impacto ecológico y la posible interferencia de la mafia.

 

La inversión prevista es de 13.532 millones de euros y el consorcio que se adjudicó la obra, Eurolink, está liderado por la italiana Webuild, la mayor constructora del país y en la que la compañía española Sacyr tiene una participación del 22,4 %.

 

El puente permitirá el tránsito simultáneo de vehículos y trenes, permitiendo el paso de hasta 6.000 coches cada hora y 200 trenes al día. Esto permitirá reducir el tiempo de viaje entre Calabria y la isla de Sicilia de las actuales dos o tres horas en ferry a apenas 15 minutos por carretera y 10 minutos en tren.

 

El visto bueno fue otorgado por el Comité Interministerial para la Planificación Económica y el Desarrollo Sostenible (Cipess), tras evaluar la documentación técnica y financiera presentada por el Ministerio de Infraestructuras y Transportes y las empresas involucradas.

 

Además del puente, el proyecto contempla obras complementarias consistentes en más de 40 kilómetros de carreteras y líneas ferroviarias, tres estaciones de ferrocarril en Mesina (en Sicilia) y un centro polivalente en Calabria, en la península.

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El ministro italiano de Infraestructuras y viceprimer ministro, Matteo Salvini, señaló en rueda de prensa que, aunque falta el visto bueno del Tribunal de Cuentas, espera “iniciar las obras, los trabajos y las expropiaciones entre septiembre y octubre”.

 

La estructura que unirá la isla con la península será el puente colgante más largo del mundo, con un vano central de 3.300 metros, con tres carriles de carretera por sentido, dos carriles de servicio y dos vías ferroviarias.

 

Un diseño récord, con múltiples desafíos

Los trabajos preliminares podrían comenzar hacia el final del verano y la construcción debe comenzar en 2026.

A pesar de las múltiples objeciones técnicas, ambientales y sociales, el gobierno local anunció que el proyecto superó una instancia clave y avanza hacia su ejecución.

 

El puente sobre el estrecho de Messina será colgante y contará con una longitud total de 3,66 kilómetros. Su vano central, de 3,3 kilómetros, lo convertiría en el puente colgante más largo del mundo, superando al actual líder en Turquía, el Çanakkale 1915.

 

El puente contará con tres carriles en cada sentido —dos para el tráfico habitual y uno exclusivo para emergencias—, junto con dos vías ferroviarias.

 

Se calcula que soportará un flujo de hasta  6.000 vehículos por hora y hasta 200 trenes al día. Las torres metálicas que lo sostendrán medirán 399 metros de altura.  El diseño contempla tres carriles de tráfico en cada sentido y dos vías ferroviarias, con una capacidad para soportar 6.000 vehículos por hora y 200 trenes al día.

 

Sin embargo, el megaproyecto enfrenta importantes controversias:

 

  • Riesgo sísmico: El estrecho de Messina es una de las zonas con mayor actividad sísmica de Europa. El puente deberá ser diseñado para resistir terremotos de hasta 7,5 grados en la escala de Richter y ráfagas de viento de 300 km/h.
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  • Impacto ambiental: Grupos ecologistas han presentado quejas ante la Unión Europea, advirtiendo sobre el impacto en las aves migratorias y en el ecosistema local. Los estudios ambientales del proyecto han sido cuestionados por no demostrar la necesidad pública de la obra.

 

  • Corrupción y mafia: A pesar de que el gobierno ha tomado medidas para evitarlo, persisten las dudas sobre la posible interferencia de organizaciones mafiosas en el proceso de construcción, una preocupación histórica en las grandes obras de infraestructura en el sur de Italia.

 

  • Costos y defensa: El costo proyectado de 13.500 millones de euros ha generado temores de que la cifra final sea mucho mayor. Además, el gobierno ha clasificado el puente como una «infraestructura que mejora la seguridad» para la OTAN, lo que ha sido objetado por expertos y académicos que argumentan que esta designación requiere evaluaciones adicionales y podría atraer críticas internacionales.

 

A cargo de la obra está el consorcio Eurolink, liderado por la empresa italiana WeBuild (anteriormente Impregilo), con la participación de la compañía española Sacyr. Si se concreta, la conexión entre Torre Faro en Sicilia y Villa San Giovanni en Calabria no solo será un hito de la ingeniería moderna, sino también el epílogo de un proyecto que ha desafiado a la historia durante siglos.

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